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El pasado 27 de Enero nuestro cooperante y amigo Dr. Jose Luis Rodríguez Prats nos dejó.

Con estas palabras y fotografías queremos rendirle un pequeño homenaje por todo su cariño, tiempo y trabajo dedicados a los más desfavorecidos y trasmitir nuestro más sentido pésame a toda su familia y amigos.

Os dejamos las palabras de nuestro oftalmólogo cooperante Dr. Jaime Javaloy con las que recuerda a su gran amigo Jose Luis como merece: con una sonrisa.

Hasta luego, Dimas”

Hace unos días, en la puerta del cielo

Toc, toc

  • San Pedro: ¿quién es?

  • Pepelu: ya ves, Pepelu. ¿Se puede?

  • San Pedro: pero hombre, ¿sin purgatorio ni nada? Reconoce que tú has sido bastante gamberrete…

Entonces, a Pepelu se le afila el morrico como cada vez que iba a soltar una de las suyas, le guiña un ojo a San Pedro y le dice

  • Pepelu: oye, San Pedro, ¿tú sabes el de Curro Jiménez?

  • San Pedro: anda, pasa, ¡pasa! Pero que no te vea “El Jefe” en una temporada que me la cargo, eh?

Y así, de la misma forma que Dimas -el buen ladrón- le birló a Jesús el paraíso en el minuto 90 del partido, José Luis se ha montado ya el pisito allí arriba. De momento es pequeño (dale tiempo), pero no le falta de nada: una nevera bien surtida en la que no falta una birra fresquita, un quirofanillo con un faco en el que va operando todas las cataratas que le levanta a Pepe Belmonte (que ya va pidiendo explicaciones de por qué Pepelu tiene más primeras) y un barco en la puerta de casa para salir a coger unas llampuguitas. El barco tampoco es muy grande, pero está muy bien equipado: por ejemplo, trae ya su “magnificador automatizado de las piezas”, con lo que ya no tiene que exagerar el tamaño de las que coge como hacía aquí abajo.

Durante los más de 20 años que fui amigo de Jose formamos un buen tándem. Él era el mayor, pero yo el responsable. Él el ingenioso y yo el sensato. Él ponía la chispa y la creatividad y yo el método. Aquello siempre funcionó y organizamos muchos eventos con éxito. Corrimos muchas aventuras juntos: campañas en África, pesca en alta mar, viajes por medio mundo, cenas y juerguecillas… En definitiva, un montón de actividades con algo en común: la intensidad. Pepelu vivió siempre con el acelerador pisado hasta el fondo, consciente de que lo peor que te puede suceder el último día es pensar que no has vivido.

Pero si tengo que decir algo que debemos agradecer a su paso por aquí es que deja este mundo un poco mejor que lo encontró. Siempre he considerado que hacer cosas útiles es uno de los “faros” que deben guiar mi vida. Pepelu hizo muchísimas cosas que mejoraron la vida de los que tenía alrededor. No sólo por las personas a las que corrigió la visión aquí o en África, sino también por la felicidad que repartió con su ingenio, sus bromas, sus chistes y sus ocurrencias. Me he reído con él hasta que se nos han saltado las lágrimas en infinidad de ocasiones. En todos esos ratos fui feliz. Como ahora recordándolos. Y eso es también un poco el cielo: la permanencia en el recuerdo de los que le queremos, la sonrisa que no podemos evitar al rememorar sus travesuras.

Hasta luego, amigo. Deja alguna catarata para cuando llegue y queda tranquilo, que estaremos al cuidado de los tuyos.

Hasta luego, Dimas ?. Jaime Javaloy.

 

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